No lo podía creer, pero el día de mi cumpleaños número 26 estaba por llegar y me asustaba un poco saber que ya no suena bonito decir tu edad cuando eres mujer.
Recuerdo qué bonito era cumplir años cuando era pequeña, lo único que quería era crecer, ser adolescente y llegar a los 18 para sentirme mayor de edad y divertirme con mayor libertad (claro que eso no sirvió de mucho en el extranjero hasta que tuve 21).
De niña tuve fiestas o pseudo-fiestas en mi casa, mi mamá se encargaba de invitar a mis amigas y a mis no tan amigas (por respeto no digo que ciertas niñas me caían muy mal). Tuve las clásicas tortas de los personajes de la época, Mi Pequeño Pony, Barbie, Los Cariñositos y otros más, qué bonito era cumplir años, todo era divertido.
Y luego llegaron los famosos QUINCEAÑEROS... cual matrimonio de princesas, muchas chicas querían la mejor fiesta, el mejor vestido, la mejor ceremonia (la cual detestaba porque empezaban tarde y terminaban tarde, tanta cosa, como si uno fuera a la fiesta a ver a la cumpleañera, sólo queríamos bailar, comer y tomar), el mejor chambelán y todas esas cosas que se acaban en menos de una noche. No voy a negar que me divertía, me gustaba bailar y observar todo lo que pasaba a mi alrededor, la ropa, la gente (porque había cada galifardo y cada chiquita aspirante a p*). El raje post-quince era uno de los mejores, duraban todo el tiempo que demoraba en que otra chica haga su fiesta. Tuve muchos quinceañeros en mi adolescencia pero no quería uno para mí, gastar tanto dinero en una fiesta donde la quinceañera no disfruta el 100% no me cabía en la cabeza (y aún no me cabe, lo mismo pienso de los matrimonios, pero ese tema se tocará en otro post), preferí un viaje por el sur y llegar hasta Chile. No crean que fui sola (mi vida no es una película americana), fui con mi mamá, dos de mis mejores amigas en ese momento y la mamá de una de ellas. Me divertí mucho y creo que fue uno de los mejores regalos que recibí hasta ahora.
Llegaron mis 18, qué emoción, por fin sacaría mi DNI y podría comprar alcohol sin sentirme avergonzada (no nieguen que es lo mejor de tener DNI a esa edad). Pero tener DNI no me hacía mayor de edad, acaso vivía de manera independiente? tenía mi propio dinero? hacía lo que me daba la gana? pues no, seguía dependiendo de mis padres a un 100% y con mayor esfuerzo aún porque el gasto que hacían en la universidad no era nada barato.
Llegaron los 21 y también me gustó, ya era oficialmente mayor de edad en otros países (tuve que divertirme de manera caleta en el extranjero a los 20 por no tener 21 :( ) y ahora sí me sentía mejor al decir mi edad (la más exagerada, lo sé).
Cuando la edad empezó a subir a partir de ahí, empecé a preocuparme. Pensaba "ya se acercan los 25, ese día me la tengo que pegar y armar la súper juerga", por malas jugadas del destino ese día no fue como lo imaginé. No diré que fue el peor porque estuve con unos amigos del trabajo (si a los 25 ya tenía trabajo y ganaba mi propio dinero, pero aún vivo con mis padres, en mi sociedad es normal) y dos de ellos son ahora muy amigos míos, de los mejores que tengo. Sólo me tomé unos tragos en la madrugada y el mismo domingo la pasé en casa con mi familia. Esa vez juré que mi súper juerga tan deseada la haría al cumplir los 30, esperemos que ese día el destino no me traicione.
Hoy tengo 26 años y lo que hice para "celebrarlos" fue realmente despedirme de los 25, salí con mis amigos un día, salí con mi enamorado y sus amigos al día siguiente y el día no tan deseado estuve con mi familia y mi enamorado simplemente cenando. No fue trágica la fecha en sí, pero el concepto y saber que ya falta poco para los 30 es un poco atemorizante para las mujeres, más aún si eres de una sociedad aún machista donde tenemos que escuchar muchos comentarios respecto a la edad y las cosas que DEBERÍAS tener y hacer en los 30's... todos esos temas se tratarán en este blog, veremos cómo superar lo que se siente y ser simplemente como queremos ser.
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